¿Larga vida a las offshore?
a traducción literal de offshore podría ser “alejado de la costa”, o también “ultramar”. Es un término que se utiliza en el ámbito financiero, para adjetivar aquellas sociedades que se establecen en lugares remotos, tradicionalmente islas, aunque no todos como Gibraltar y Andorra, donde los regímenes tributarios son inexistentes o muy permisivos. En nuestra terminología los denominamos paraísos fiscales y la legislación tributaria dedica una especial atención ya que las operaciones con sociedades localizadas en aquellos países normalmente se les presumen una finalidad defraudadora.
El calificativo de Paraíso Fiscal la atribuyen las autoridades fiscales de cada país, publicando una relación para que los contribuyentes lo conozcan, y también advirtiendo de la especial vigilancia a que serán sometidos en el momento que se puedan conocer relaciones con empresas de aquellos países. Actualmente el estado español en su legislación tiene calificados como paraísos fiscales 33 países, en el año 1991 la relación era de 48, cayeron de la lista: Andorra, Antillas Neerlandesas, Aruba, Chipre, Emiratos Árabes Unidos, Hong- Kong, Bahamas, Barbados, Jamaica, Malta, Trinidad y Tobago, Luxemburgo, Panamá, San Marino y Singapur. Éstos suelen ser países pequeños, con poco o nulo tejido productivo, que han basado su crecimiento, o supervivencia, en un sistema legislativo que ha permitido la existencia de sociedades opacas y el secreto bancario, quedando, por tanto, protegida la privacidad de los titulares de las empresas y de las cuentas. Las offshores son sociedades totalmente instrumentales que se utilizan para radicarse en ellas las rentas de negocios (legales o ilegales), y así evitar la carga impositiva.
Desde hace 3 semanas no hay día que no oímos hablar de Panamá y sus papeles, los famosos “Panamà Papers”, y de la multitud de gente famosa e importante en el ámbito político, económico, deportivo… que parece que tienen relaciones con empresas radicadas en ese país y en otros países calificados como paraísos fiscales (sobre todo las Islas Vírgenes Británicas). A raíz de la sustracción de documentación del despacho Mossack & Fonseca han salido a luz información de 214.488 entidades offshores, esto equivale al 37% de las empresas activas de Cataluña a 1 de enero de 2014. Realmente son muchas empresas por un solo despacho, y muy pocas en relación a las que posiblemente las haya en totalidad de los territorios offshores.
Nos da la sensación, por la cantidad de documentación y por la relevancia de los nombres que aparecen, que la utilización de offshores es tanto generalizada y tan habitual, al menos en los grandes centros de poder, y se les supone tan poco esfuerzo para la creación y mantenimiento de este tipo de estructuras, que hacen pensar que estos reductos “piratas” de la economía moderna tienen, por desgracia, una larga vida.
Joan Roura
Director de Área Fiscal de JDA / SFAI Spain.