Los 3 retos de la empresa familiar en el 2021
2020 ha sido un año en el que muchas empresas han tenido que salir adelante centrándose únicamente en el corto plazo. Hay sectores que han sorteado mejor la crisis y hay otros que, por la naturaleza de su actividad se han visto más sobrecargados. Tal es el caso de la hostelería y restauración, turismo, ocio y textil, entre otros. En este contexto, la empresa familiar, que supone el 88% de todas las empresas de nuestro país y el 57% del PIB nacional, ha sido de las más perjudicadas por la crisis del COVID-19.
Créditos ICO, ERTE, préstamos, impacto en las ventas, inversiones no previstas para cumplir con las medidas de seguridad e higiene, adaptación a las nuevas circunstancias, etc. En el último año la empresa familiar ha tenido que hacer frente a distintos imprevistos para poder seguir manteniendo su actividad. Se han tenido que mover a golpe de actualidad y en un contexto de incertidumbre que sigue protagonizando los titulares.
En este sentido, desde Confianz vemos necesario el trazar una hoja de ruta que permita gestionar eficazmente la empresa familiar para garantizar la viabilidad y el futuro de la compañía. Para ello, hemos analizado los tres principales retos a abordar en 2021:
Especial énfasis en la comunicación y profesionalización
La prioridad por los asuntos que afecten a la compañía debe ir en paralelo a los de la familia dueña de la empresa. Es decir, todos los accionistas, tanto actuales como futuros, han de ser conocedores de los desafíos a los que debe hacer frente el negocio. Y sobre todo, cómo se prevé actuar ante ellos. Para ello, la comunicación y la profesionalización son dos elementos imprescindibles. Hablamos de la profesionalización de los accionistas como principales responsables en lo relativo a qué pueden esperar de la empresa y cómo pueden contribuir a su crecimiento.
En este caso, serán las familias las que han de identificar estos retos y planificar o revisar los planes para superarlos. Eso si, en base a los objetivos de propiedad. De cara a cumplir con éxito este cometido, el protocolo es la mejor herramienta para hacerlo. Y esto es así porque se trata de un sistema que permite establecer una comunicación entre todos los integrantes de la familia para los siguientes fines:
- La profesionalización de la empresa
- El reparto de beneficios
- La liquidez de participaciones
- El relevo o sucesión
- Los órganos de gobierno
Potenciar el interés de la siguiente generación por la empresa familiar
Es normal que en un contexto de crisis como el actual, la urgencia relacionada con los factores que afectan al negocio sea prioritaria. En comparación con los temas relativos a la gestión familiar. No obstante, la necesidad de gestionar la tesorería, revisar el modelo de negocio, y aprovechar las oportunidades son muy importantes para la viabilidad del negocio. Tales aspectos son requisitos indispensables para garantizar la continuidad de la empresa. Pero no son los únicos.
Otro de los principales desafíos en este nuevo año será el de mantener el interés de la siguiente generación por la empresa. Dadas las circunstancias excepcionales que estamos viviendo, puede ocurrir que la sucesión se antoje complicada. Entre otros motivos, porque la generación futura vea imposible sacar la empresa adelante tras una crisis como la actual. Y ahí estará el reto: generar esta voluntad de continuar y transmitir la capacidad para hacerlo.
En este sentido, lo más recomendable es revisar el modelo de relación entre la empresa y la familia. Igualmente es prioritario implicar a la siguiente generación en el conocimiento y ‘pasión’ por la empresa. Incluso aunque aún no trabajen en ella. De forma paralela, también es fundamental hacerles partícipes en algunas decisiones relativas a la estrategia de negocio. ¿Por qué? Pueden tener una visión más actual del rumbo que debe tomar la empresa.
Contar con asesores externos para la toma de decisiones
Toda empresa familiar debe contar con la ayuda de asesores externos para obtener las valoraciones y consejos más parciales posibles. La consultoría externa llevará a cabo la siguientes funciones de manera objetiva y profesional:
- Análisis de la situación actual de la empresa
- Propuesta de soluciones personalizadas de mejora
- Definición de metas y objetivos
- Guía en la contratación y retribución de trabajadores
De igual modo, la figura del gestor externo proporcionará la formación y experiencia necesarias para aportar nuevas vías de gestión o renovación. Un perfil (o varios si se trata de una labor conjunta) que anteponga los criterios empresariales a los familiares, siempre respetando los valores de la empresa pero con una perspectiva más global que la de un trabajador interno.
No obstante, no debemos olvidar que es la propia empresa y los miembros que la lideran, quienes tendrán que tomar las decisiones finales.
Artículo publicado en la web de Confianz