¿Qué es una SPAC?
Una SPAC, o compañía de cheque en blanco, permite que una compañía privada pase a ser pública sin tener que pasar por el largo proceso de presentación de una oferta pública inicial. Normalmente, este tipo de sociedades están promovidas por inversores de renombre, profesionales de las finanzas con una amplia trayectoria y experiencia en fusiones y adquisiciones. Es su liderazgo del proyecto lo que atrae el capital de más inversores, tanto institucionales como particulares, con el que se constituye la SPAC y se busca una empresa privada prometedora para adquirir. Todo en un plazo máximo de dos años, de lo contrario, deben devolverle los fondos más un interés. No solo es un proceso más rápido, también es menos costoso y con menores obstáculos regulatorios y supervisión que una Oferta Pública de Acciones (OPA).
¿Cómo funcionan las SPAC?
Una SPAC es creada por un equipo directivo. Captan dinero de los inversores en una OPV, normalmente a un precio de 10 dólares por acción. Por cada acción, los inversores reciben un incentivo adicional, conocido como «warrant». Estos dan a los titulares el derecho a comprar una fracción de acción de la empresa a un precio en una fecha concreta del futuro.
No se sabe qué empresa puede ser adquirida. Los inversores ponen su dinero y su confianza en la capacidad del promotor para buscar y ejecutar una operación. Tienen la oportunidad de recuperar su dinero en el momento de la adquisición de la entidad privada.
Los promotores suelen obtener alrededor de un 20% de participación en la SPAC a cambio de una inversión en efectivo relativamente pequeña. Así es como ganan su dinero. Si la SPAC tiene éxito, sus acciones ganan un valor significativo. El dinero recaudado en la OPV va a una cuenta fiduciaria y se invierte en letras del Tesoro. La cuenta fiduciaria solo puede utilizarse para un número limitado de actividades, incluida la inversión en una adquisición. Esto proporciona a los inversores cierto grado de garantía de que los promotores no lo gastarán. Sin duda, esta es una de sus mejores características.
Los promotores también suelen comprar warrants adicionales en el momento de la OPV. El extra de este efectivo se utiliza para cubrir gastos de esta y otros corrientes. Así no tocan los 10 dólares por acción de otros inversores. Éstos disponen entonces de un periodo de tiempo, normalmente de dos años, para completar una adquisición. Mientras tanto, los inversores pueden comprar y vender acciones de la SPAC en el mercado abierto como cualquier otra empresa pública.
Cuando se encuentra un objetivo para la SPAC
En este momento los accionistas votan sobre la operación. En ese momento, también tienen derecho a rescatar sus acciones y ser reembolsadas con cargo a la cuenta fiduciaria, a 10 dólares por acción más intereses. Esto también proporciona un grado de protección a los inversores: si no les gusta la operación, pueden recuperar su dinero. En este momento, la SPAC suele tener que captar más dinero para completar la operación porque la empresa objetivo suele ser más grande que la SPAC (de 2 a 4 veces más grande que los ingresos de la OPV de la SPAC en la mayoría de los casos). Además, porque parte del dinero de la cuenta fiduciaria tiene que gastarse en el rescate de acciones. El promotor puede aportar parte de este dinero, pero la mayoría de las veces se traen nuevos inversores. Los accionistas de la SPAC suelen acabar teniendo una participación minoritaria en la entidad fusionada. Si se aprueba la operación y se consigue la financiación, la fusión se lleva a cabo y la SPAC empieza a cotizar como una nueva empresa.
Artículo publicado en Confianz