Que existía ‘Panamá’… ya lo sabíamos
Que existen paraísos fiscales no es una novedad; que hay contribuyentes que disponen de instrumentos como sociedades offshore en Panamá u otros lugares con legislación propicia, tampoco es ninguna novedad; que quien dispone de un instrumento como una sociedad offshore con una legislación propicia para ocultar los socios verdaderos, y con baja o nula tributación para los rendimientos obtenidos fuera de ese país, no es precisamente para declararlo al fisco, también lo sabíamos, no es ninguna novedad.
Muchas de estas offshore fueron promovidas por Suiza, para seguir manteniendo las cuentas opacas de las que siempre han disfrutado, y ante la presión de Bruselas, pero ahora a través de sociedades pantalla que garantizaban la opacidad de sus verdaderos titulares, total, para seguir igual que siempre.
Tener una sociedad en Panamá o cualquier otro territorio no es ilegal. Vivimos en un mundo globalizado y una de sus ventajas es la libertad de movimiento de capitales. Lo ilegal consiste en utilizar sociedades sitas en países de legislación propicia para ocultar dinero obtenido ilegalmente o dinero no declarado al fisco. Con el gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero se firmó con Panamá un tratado de doble imposición internacional e intercambio de información y, consiguientemente, desapareció de la lista de paraísos fiscales de nuestro país. Tener un convenio no garantiza que el fisco español se entere de todo, y en el caso de Panamá, con su legislación, posiblemente, el gobierno socialista se precipitó. Deberíamos preguntarnos qué incentivos le llevaron a sacar de la lista a Panamá. El Gobierno que le siguió, el de Rajoy, permitió, a quien tuviera dinero fuera del control del fisco, regularizarlo, a un coste más que razonable.
Por tanto, algunos de los que aparecerán en la lista y que en los siguientes días iremos viendo a través de los medios de comunicación, han tenido oportunidad de regularizar su situación ante las autoridades españolas. Muy probablemente, muchos de ellos lo habrán hecho, sería lo razonable. Los que no lo hicieron, si tuvieron tratos con el despacho panameño, recibirán la visita del fisco, y los que no utilizaron este despacho, hay muchísimos otros despachos en Panamá, de momento, no les ocurrirá nada, pero deberían plantearse que la opacidad total no está garantizada. Lo que es seguro, es que puede que los despachos de Panamá dedicados a estos asuntos, entren en crisis.
Muy probablemente la comunidad internacional reaccionará ante este hecho y lo razonable sería que se dictaran medidas para hacer menos fácil y posible disponer de legislaciones a disposición de cualquier delincuente o defraudador. En ese sentido, la persecución de los canales de financiación del terrorismo y el blanqueo de capitales son los que están permitiendo mayores avances, pero no hay que olvidar que éstos utilizaban los mismos canales que el narcotráfico y que los defraudadores de impuestos.
La economía de opción seguirá existiendo y debe de existir, pero con transparencia. No es lo mismo localizarse en Irlanda para aprovechar un tratamiento fiscal más favorable a las empresas, que tener una sociedad offshore donde desviar ingresos para no someterlos a tributación.
Sorprende, o tal vez no tanto, porque ya es viejo, que aparezcan personajes entre los titulares de sociedades en Panamá que han sido muy críticas con la Banca, con las políticas económicas, que han ido dando ejemplo y lecciones de progresía a los demás, mientras ellos disfrutaban de fuertes subvenciones y tenían sociedades ocultas. Deberían callarse y no abrir más la boca, sólo por vergüenza. O políticos que ellos o sus familias han tenido sociedades offshore, y aunque hayan regularizado su situación deberían dimitir, por coherencia.
En fin, la piratería informática sobre un servidor de correo, o sin piratería, espero que con el tiempo lo sabremos, nos pone sobre la mesa un tema de siempre para que se incorpore en la agenda de la comunidad internacional y nos permita avanzar hacia un mundo mejor y más justo. Porque lo otro, ya lo sabíamos.
Joan Díaz
Dir. JDA / SFAI Spain